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El Yoga Integral en la Ética y la Estética


Como una de las diferencias importantes entre el ser humano y el resto del reino animal, está justamente la capacidad de éste, de distinguir entre lo bello y lo feo y desarrollar la belleza como motivación mayor en todos los aspectos de la vida. Tratándose de dos palabras, que para el común de la gente no tienen relación por ser de aparente distinta naturaleza, la ética y la estética, las estamos permanentemente considerando sin darnos cuenta: cuando nos referimos a un acto de poca virtud, a una acción deshonesta o simplemente a una actitud negativa, como una reacción fea; o por el contrario, cuando destacamos un comportamiento digno, valórico, heroico o humano como una bella acción. Sin embargo, por muchos motivos, estos términos han ido perdiendo vigencia y nos hemos ido quedando en la superficialidad, la apariencia y la imagen de una falsa belleza, sin contenido, banal, artificial y muy periférica e ilusoria. Tan distante de la belleza real que a través de contenidos, valores, procesos vividos y de protagonismo, alimentan la sustancia de la ética de manera vivida y sentida… verdadera base de la moral.

Sobre esta condición mayormente sensible de una estética real, la acción cotidiana se transforma en una posibilidad de crecer, de evolucionar desde el momento en que se disfruta y se valora la manera elegante, dedicada, delicada, respetuosa, digna, con estilo y afecto; desde las acciones mas humildes hasta aquellas acciones mas reconocidas.

Basta mirar la realidad a través del acontecer social actual en todas las áreas para darse cuenta de la gran carencia de belleza, ética y moral que hoy existe. Desde la actitud de personajes públicos y políticos hacia el resto, que sin vergüenza ni dignidad, justifican su manera decadente y amoral.

La cultura del feísmo se refleja también en la calle, en el bus, en el metro, en el gesto, en la acción cotidiana, en cada momento del diario vivir. Este desprecio por el otro, señala el desprecio por sí mismo, que nos detiene en lo insignificante, efímero y transitorio. Esta redundancia de superficialidad, se transforma en la única verdad que nos mantiene en un sobrevivir de vacío, con la consecuencia inmediata de frustraciones y desencantos que generan agresividad y violencia.


¿De qué manera el Yoga Integral propone recuperar esta condición, reclamada por nuestra naturaleza intrínseca, a través de verdaderos ululares de angustia y ansiedad?


Sin el pergeño riguroso de una forma analítica, la propuesta desde lo práctico es respirar, tomar conciencia, valorar la acción íntima, relacionarse consigo mismo y descubrir el contenido enorme del mundo interno, sustentado en un sentido de unidad y amor, donde la bondad, la compasión y la solidaridad no se imponen como comportamiento… se generan desde dentro, significando como tendencia sentida hacia la belleza del vivir en equidad, paz y serenidad.



La estética es el poema de la creación.

Cristian Nuñez Escuela de Yoga Clásico


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